PARA UN HOMBRE SABIO

POR EL COCO OSVALDO

 

Un hombre se plantea la hipótesis de quedar solo en el mundo, se cansa de las mediocridades mundanas y recurre a censurarse para no escuchar a los demás.

Este ser, altamente inflamable, próximo a lo volátil no desea compartir, ni relacionarse con el medio que lo rodea.

Tiene una personalidad que apabulla, y una necesidad extrema de ir bajando para luego seguir subiendo los peldaños de la vida, cuya experiencia le permite discernir cuando encontrarse bien y cuando sentirse mal.

 

Pero no siempre fue así, en algunos momentos compartió, ayudo, acerco, unió y trato de fortalecer distintos vínculos humanos, que errantes viajaban sin rumbo fijo hacia a algún abismo.

A su manera es cierto, autoritaria sin duda, trato de cultivar las conciencias de los desdichados, acerco discursos, hermosos relatos, sembró disputas en distintas lecturas que resultaban ser quijotescas entre tanta insensatez e intolerancia.

 

Y esto lo canso, la intolerancia, el exabrupto, la falta de razón para saber discutir, la cobardia anónima de la lengua filosa que busca en su anonimato destruir en vez de construir.

 

Tal vez creyó en vano que la solución esta en la discusión, en la altura de las palabras sabias que pronunciadas en momentos justos, duelen, pero educan.

 

Muchos no entendieron el mensaje, lastima por ellos que faltos de coraje no se animan a sublevarse ante la posibilidad de crecer, pero otros si entendimos, comprendimos que no hay nada mas bello que expresarse, sin importar como y que decir, simplemente escuchando o leyendo, pues esto nos enriquece el espíritu y nos fortalece como personas.

 

Por eso me atrevo a citar la siguiente frase:

 

“Es mucho más fácil detectar el error que descubrir la verdad; el primero se halla en la superficie y no cuesta demasiado dar con él; la segunda reposa en las profundidades y explorarla no está al alcance de cualquiera”

 

Y a esta persona le digo que es delicioso dar con alguien que acepte las pequeñas ironías como expresiones de la mayor seriedad.

Siendo gran virtud del hombre sereno oír todo lo que censuran contra él, para corregir lo que sea verdad y no alterarse por lo que sea mentira.